viernes, 30 de noviembre de 2007

Iraklio

1.- QUIERO IR A CRETA.


Era un día domingo. Había conseguido pasaje el día anterior, solo había para la tarde. Decidí tomar el de las 17 horas porque era más barato. Un huésped muy amable que había en el 'hotel' de Santorini me recomendó (como pudo, porque hablaba muy poco inglés) algunos hoteles en los que él había estado en Iraklio y en la provincia que está más hacia el este (no puedo acordarme en este momento). No tenía ni idea de qué me iba a encontrar. Sólo sabía que quería ir a Creta, porque era un lugar donde se encontraban vestigios de diferentes culturas que sucesivamente habían conquistado el lugar.

2.- LA LLEGADA

Pues bien, llegué a las 9 de la noche a Iraklio, estaba oscuro, no sabía dónde quedarme aún, y decidí llamar a los teléfonos que me dejó este caballero, pero no me resultó. Los códigos de la ciudad habían cambiado (de esto me di cuenta más tarde), así que invariablemente me indicaba que "the number don't exist" o algo así. Y entonces estaba yo en una ciudad portuaria, equidistante de Europa, África y Asia, donde yo no hablaba el idioma, de noche, sin saber donde quedarme ni poder averiguarlo, con la muchila a cuestas, la verdad me daba miedo. Pensaba qué pasaría si yo fuera una griega con una mochila de noche llegando a Valparaíso. Y este pensamiento no me ayudaba. Así que hice lo que venía haciendo desde que llegué a Atenas: caminar hacia donde iba la gente. Pronto llegué al centro, donde había bancos, restaurantes (y mucha gente comiendo en las terrazas), y supuse que cerca debía haber hoteles. Pues no me equivoqué.


El primero que encontré era el Youth Hostel de Creta. Recordé que lo había encontrado en la web, el único que vi cuando busqué "hostel" de Creta, recordé que era muy barato, y entré. Salí muy pronto, porque la chica del mostrador me dijo "it's dangerous" cuando le dije que quería quedarme. Luego fui a otro hotel, en donde no había plaza, estaba lleno. Seguí caminando y encontré un hotel en donde me ofrecieron una habitación "shared bathroom". Era bastante caro, pero a estas alturas no podía hacer mucho. Finalmente encontré otro hotel, en donde era aún más caro, por lo que elegí el anterior. No quise seguir caminando, porque sentí que el barrio era peligroso. Era como caminar por bellavista de noche, donde están las mesitas es muy animado, pero te alejas un poco y ya no sabes qué va a pasar.


Pues, la habitación era aceptable, aunque muy pequeña, me sentía encerrada. Sin embargo, la adopté como mi refugio. No quise ni ir a tomar un café, me sentía más segura adentro. Es una pena, me habría gustado tomar fotografías de Iraklio de noche, porque tiene una vista impresionante, con vestigios de unos arcos iluminados, y un faro, todo muy lindo.


Esa noche me quebré. Estaba muy cansada, había pasado mucho susto, sólo quería volver a mi casa, ver a mi familia y a mi pololo. Además ya se me estaba terminando el efectivo, y necesitaba un cajero, y no estaba segura de si me iban a funcionar los cajeros o no.

3.- EL PALACIO DE KNOSSOS.

En este último punto empieza el siguiente día. Lo primero que hice fue volver sobre mis pasos del día anterior. Caminé por la costanera, hasta encontrar un kiosko en donde vendían mapas. Compré uno de Creta, en donde aparecían las ciudades principales, y con eso ya me sentía un pelín más segura. También compré pistachos, que me duraron unos tres días. Acto seguido, comencé a buscar un cajero. Probé en unos 5 ó 6, pero en ninguno funcionaba mi tarjeta. Pánico. Cómo iba a pagar el hotel, si me quedaban sólo 10 €, y tampoco tenía tarjeta de crédito. Pero de pronto se me iluminó la ampolleta, quizás los cajeros no me funcionaban porque estaba pidiendo demasiado dinero. Y claro, pedí menos dinero, y todo salió bien.

Una vez hube desayunado en mi habitación me largué del hotel, con mi mochila al hombro, y fui a visitar el principal atractivo turístico: el palacio de Knossos. Era bonito. Pero la verdad no quedaba mucho de él. Me pareció muy interesante el proceso de reconstrucción iniciado por el investigador inglés que estuvo trabajando ahí, no recuerdo ya su nombre, pero era un ejercicio de extrapolación a partir de restos de dibujos, basados en otros dibujos y las partes ya existentes. Muy creativo. He aquí una muestra.

Luego quise visitar el museo arqueológico. Porque claro, en todos lados del palacio de Knossos decía: aquí se encontró tal cosa y está en el museo arqueológico de la ciudad. Así que tomé el bus de vuelta, porque el museo, según mi mapa, estaba cerca del centro. Y me bajé donde avisaban el estacionamiento del museo. Siguiendo mi intuición y unos confusos letreros, llegué a una galería de pintura contemporánea, entonces no entendía nada. Vi a otras chicas preguntando por el museo arqueológico, y dijeron algo de una muralla amarilla, y que por ahi doblara. Caminé un montón buscando la entrada del museo, y cuando me estaba llendo, llegando al centro, entonces vi un letrerito en una calle pequeña que indicaba el dichoso museo. Ya les digo, si van a mochilear a Grecia, vayan con paciencia.

Mi última parada en Iraklio fue la estación de autobuses, en donde compré un pasaje a Rethymno, y una guía más completa de Creta.